¿Quién le va a poner el cascabel al gato? aplicación de la ley sara
¿Quién le va a poner el cascabel al gato?
La reciente aprobación de la «Ley Sara«, que regula la titulación y competencias necesarias para realizar procedimientos de cirugía estética, parece ser un avance fundamental para garantizar la seguridad de los pacientes. Sin embargo, esta ley también nos lleva a una pregunta crucial: ¿quién se encargará de hacer que se cumpla? En otras palabras, ¿quién le va a poner el cascabel al gato?
Los pacientes, en su gran mayoría, no tienen el conocimiento ni la capacidad para verificar si el médico que les está ofreciendo una intervención tiene la titulación adecuada. Cuando una persona acude a una clínica buscando un cambio estético, confía plenamente en que la institución sanitaria y el médico que le atiende tienen la experiencia y las credenciales necesarias. Pero, lamentablemente, sabemos que la realidad no siempre es así.
Por otro lado, las clínicas y los servicios de anestesia tienen un papel fundamental en este tema. Ellos sí poseen la información y el poder para vetar la presencia de médicos intrusos que carezcan de la formación pertinente. A pesar de esto, la responsabilidad en muchas ocasiones se diluye. Algunas clínicas priorizan el beneficio económico y permiten la actuación de profesionales sin las competencias requeridas, poniendo en riesgo la salud de los pacientes. Este es uno de los problemas más graves y más difíciles de controlar. Si queremos un cambio real, es fundamental que estas instituciones se involucren activamente y hagan cumplir la ley desde dentro.
Las consejerías de salud de las comunidades autónomas también tienen una gran responsabilidad en este ámbito. De ellas depende que la «Ley Sara» no quede en papel mojado. Tienen la obligación de ejercer un control riguroso sobre la práctica médica en sus territorios, pero la pregunta es: ¿cómo lo van a llevar a cabo? El reto está en el seguimiento efectivo y la capacidad de sancionar con contundencia a aquellos que incumplen la normativa. Sin un sistema adecuado de supervisión, el esfuerzo legislativo no servirá de mucho.
Para que esta ley se aplique de forma efectiva, es necesario un enfoque multifacético que involucre a todos los actores responsables. Aquí algunas soluciones que podrían hacer posible el éxito de la «Ley Sara»:
1. Creación de un Registro Público de Profesionales Acreditados específico para cirugía estética: Las consejerías de salud podrían desarrollar y mantener un registro en línea que incluya a todos los profesionales acreditados para realizar procedimientos de cirugía estética. Este registro debe ser accesible tanto para pacientes como para las clínicas. Así, los pacientes tendrían una fuente fiable de consulta y podrían tomar decisiones informadas.
2. Obligatoriedad de Certificación Visible: Cada profesional que realice procedimientos de cirugía estética debería estar obligado a exhibir su certificación y acreditación en un lugar visible, tanto en la clínica como en sus perfiles en línea. De esta forma, cualquier paciente puede verificar rápidamente si el profesional cumple con los requisitos legales.
3. Auditorías y Sanciones Contundentes: Las consejerías de salud deben llevar a cabo auditorías periódicas y sorpresivas en clínicas y centros de estética, revisando la titulación de los profesionales que operan allí. Además, las sanciones para quienes incumplan deben ser claras y disuasorias, con la posibilidad de multas elevadas, cierre de instalaciones e incluso la inhabilitación para ejercer.
4. Responsabilidad Compartida con los Servicios de Anestesia: Los anestesistas también juegan un papel clave, ya que participan activamente en la mayoría de los procedimientos. Se podría requerir que los servicios de anestesia verifiquen y validen la titulación del cirujano antes de aceptar colaborar en una intervención. Esto generaría un control cruzado que aumentaría la seguridad de los pacientes.
5. Fomento de la Denuncia y Protección a Informantes: Crear canales seguros para la denuncia de prácticas irregulares, tanto para los trabajadores de las clínicas como para los pacientes. Muchas veces, los profesionales temen represalias si denuncian a colegas o superiores, por lo que garantizar la confidencialidad y protección es fundamental para destapar las malas prácticas.
6. Campañas de Concienciación: A nivel público, es necesario educar a los pacientes sobre la importancia de verificar las credenciales del profesional que les va a operar. Campañas de concienciación podrían ayudar a disminuir la ignorancia que existe sobre estos temas y hacer que los pacientes asuman un rol más activo en la protección de su salud.
En definitiva, la «Ley Sara» es un paso positivo hacia una mayor regulación y control de los procedimientos de cirugía estética, pero su efectividad dependerá de la voluntad y coordinación entre todos los actores implicados. Solo si clínicas, anestesistas, consejerías de salud y pacientes colaboran activamente, se podrá ponerle el cascabel al gato y garantizar la seguridad y bienestar de quienes buscan mejorar su apariencia física sin poner en peligro su vida.